JACOBO

Hay algo frente a lo que no me atrevo, que odio profundamente, que me da una grima espantosa, pero de lo que, cuando toca, hay que hablar, aunque todo el mundo lo rehúya: en el momento menos pensado, en un asqueroso momento de marcha te sueltan una noticia y boom, es que se ha muerto Jacobo.

Jacobo, no quiero olvidarte, muchacho. No quiero llorar, pero no puedo evitarlo, soy un llorica aqueroso, pero me reconforta hacerlo por tí. Hace años, pasé un momento parecido, cuando me enteré de la desaparición de Julio Anguita Parrado..sólo unos meses antes, había compartido una noche de risas y amigos y un día me despertaba en la televisión con tu foto...vaya, qué asco, conozco a alguien que está saliendo en la tele, qué lejano y qué cercano: causa, bombardeos en Irak...que más da si ya tampoco tu estás.

No es que fueras un amigo especial, ni siquiera un buen amigo, seguro que es culpa mía o no nos dio tiempo, pero eres alguien que conocía, que siempre estabas ahí, tan comedido, tan educado, tan moderado en tus comentarios, tan silencioso...
Me cuentan que no le comentaste nada a nadie, que la cosa no tenía solución y que lo llevaste lo más fuerte que pudiste, como eras tú. Se notaba que algo te pasaba en tus ojos tristes, pero en el bosque de la noche, ves tantos ojos tristes, que no te paras a pensar de dónde viene la tristeza de cada uno.: No hay tiempo, dicen.
Te quería a mi manera, me saludabas siempre que me veías, deferente, chateábamos alguna vez, dios, odio ésto, no lo soporto...
Recuerdo aquella noche en casa de Antonio, tu yo y Diego...Creo que cantaste una canción de Radio Futura, creo recordar...

Que los dioses te protejan hermanito, no sé donde estás pero no me da la gana de olvidarte...Te recordaré dentro de mí, como hay gente que me niego a olvidar:
me esfuerzo en recordarles, y cada vez que lo hago, viven otra vez para mí. Mientras yo esté vivo son mis deberes. Nunca entendemos éstas cosas horribles, ni que la muerte es parte de la vida, tal vez siquiera una transformación hacia algo...No, como decía Marlene Dietrich en su entrevista póstuma: nada de dioses ni de la Biblia ni de angelitos ni virgencitas ni chorradas de esas: costaba mucho entender, asimilar lo que ella decía: -no hay nada, nada... bueno, aún a riesgo de que me tomen por loco, o de resultar un poco cobarde, yo creo en la reencarnación..., pero éste tema no toca, y no, para tranquilizaros, no veo "entes", como Shirley McLaine en su etapa de madurez...No, no veo entes a los que yo toco y con los que hablo. Pero te veo a ti entre la gente, tan claro y transparente como un arroyo de montaña...

La enfermedad te comió todo por dentro, y no pudieron pararla, es un cotilleo infame decir cual fue, porque yo no sé de informes médicos, pero es una enfermedad que no se correspondía con tu edad y con tu juventud, que ataca a todos por igual, a pobres y ricos, que borra voces prodigiosas y eficientes barrenderos de las calles...Espero no ser indiscreto. Es un momento íntimo que no quiero compartir con nadie, sin embargo tenía que sacarlo, me hace bien, tal vez alguien lea ésto y también junto a mi te recuerde, es más estoy seguro, pero me niego a comentar con nadie el tema excepto el breve (y extemporáneo) comentario que recibí...
Estás en mí, tenías luz, y aunque eras a veces un poco cascarrabias (sólo cuando tenías alguna copilla, que eran pocas veces, los findes), sé que esa luz se ha transformado en algo, y que está ahi. Dame fuerzas Jacobo. Haz que vivamos y suframos los demás, en nuestro egoísmo, e intenta volver en algún momento, sin hacer ruido. Suyo por siempre. No me gusta que nada se pare y me vuelvo al bollo, a tener "relaciones lésbicas", como dice un perfil superchachondo del bear.

Estado: Relajado, recuperándome.
Escuchando: "Morirò In Buenos Aires" Milva-Astor Piazzola