EL SÍ DE LAS NIÑAS



El caso de la española en Méjico: ya entiendo lo que ha pasado, o ha podido pasar...Era la única maleta, de todas las maletas de la fila, que no iba plastificada. En Barajas hay varias máquinas para plastificar maletas (que sin duda llevará un concesionario), y la última vez que fuí, costaba 1 ó 1'50€. Hay unos 15 ó 20 países en el mundo, entre los cuales se encuentra España, en los que no hay que plastificar la maleta. Pero para ir al resto, hay que plastificarla...

Me acuerdo, cuando le preguntamos al compañero de piso de un ex mío, que cómo había traído las maletas desde Venezuela, y él contestó que por "vía irregular"...¿Qué es eso de por vía irregular? -pregunté, yo todo ingenuo...Pues sí: estoy acostumbrado a Barajas, a facturar la maleta de una sola manera...pero no en todos los aeropuertos se facturan las maletas de una sola manera...

Hay países en los que la corrupción se extiende como un monstruo, desde lo más alto a lo más bajo, y se ramifica inconmensurable, hasta límites a los que no llega el entendimiento. Hay ciudades de Sudamérica en las que a partir de las 8 de la tarde es mejor que te quedes en tu casa, porque a partir de esa hora, baja la gente de los "ranchitos" a la ciudad, abajo.

¿Qué son los "ranchitos"? Los "ranchitos" son la gente de las chabolas, las casitas pobres y prefabricadas que vemos destruídas en los Telediarios cuando hay riadas e inundaciones, y en los que en lo alto de las montañas de algunas capitales sudamericanas, se hacina cuatro veces la población de esas capitales. Algo parecido a los poblados que aquí, en los años 50, aunque no estuvieran concentrados en lo alto de una montaña, visitaba el médico de "Tiempo de Silencio" de Luis Martín Santos.

Una locutora del Telediario de la 1, hoy, a las 8 de la mañana, que dice: "El presidente Zapatero, trás reunirse con Romani Prodi"...-"¿Romani Prodi?" -repito: "-A ésta tía hay que plastificarla, de dónde sacan a éstos locutores que ni siquiera hablan bien... ¿Tan difícil es decir Romano? Parece que los eligen en plan oligoelemento..."

Quiero hacer un viaje, pronto...Quiero poner a todos esos jovencitos egoístas que se pasan los fines de semana (y algunos días entre semana), drogados, a dar charlas en los colegios..Quiero vivir en una sociedad que invariablemente se descompone y corrompe cada vez más, como si en realidad cada vez fuera una sociedad más justa...pero no: las maricas que llevan modelitos, cada vez llevan más modelitos...frente a las maricas que siempre llevan el mismo, que cada vez se les va gastando más...

El sistema es horrible, el sistema te come, pero o entras un poco en él, o el sistema, a la primera de cambio, te descompone, te deja hecho un guiñapo, y te convierte de la noche a la mañana en un juguetito roto más...
Yo soy clásico, neorrealista, y a lo más valiente que llego para luchar contra el sistema un fín de semana (si salgo, porque últimamente he descubierto el placer de los paseos solitarios, los cines medio vacíos, el placer de mirar a hombres guapos en las panaderías), es a tomarme un whiskito: Un güiskito que en los antros gays del sistema, lleno de gays que para ir contra el sistema, y contra los prototipos gays preestablecidos, se dejan barbas y perillas, cuesta unos 7 u 8€, que infinitamentegays van a parar a las multinacionales alcoholeras y al bolsillo del empresario gay de turno, que, invariablemente cuando me ve, siempre me cuenta que ha atravesado una depresión, porque : "todo lo hago por vosotros".

Un sistema, en el que atravesar por una depresión tiene cura, si se tienen treinta millones en el banco, con unas pastillitas y visitas a un despachito una vez por semana. Un sistema, en el que los niños rebeldes con padres bien, acaban salvando sus adicciones en algún centro que a los papás les cuesta millón, o millón y medio... Un sistema en el que la virtud, la picaresca, es que todo el mundo puede hacer pifias, o pequeñas pifias, siempre que claro, tenga a alguien que le pague los "platitos rotos". Un sistema por el que, mientras esos niños bien hacen sus "travesuritas" de jueves a domingo, hay negritos que se meten en una barquita y se ahogan.

Leyendo El País Dominical de éste fin de Semana pasado, lo que menos me ha interesado es el reportaje de los príncipes de Asturias que tanta polémica ha desatado (el reportaje sobre los próximos premios y a ellos). Hay un artículo de Javier Marías, que es lo que más me ha interesado...Es un artículo que pone a parir lo "políticamente correcto" de la gente que sistemáticamente, en cada campo, en cada órden de la vida, se dedica a poner "el grito en el cielo" por cada cosa que le resulta desigual, racista. Esos admiradores de "la paja en el ojo ajeno", pequeños enanos que tanto nos crecen, cuando simplemente creamos algo, o nos expresamos tal y como queremos. El ejemplo, puede basarse en cualquier cosa, desde la cita del Papa a un Emperador de Bizancio, hasta... No me resisto a incluir algunos párrafos:

"Hace ya tiempo que los individuos susceptibles y los colectivos quisquillosos descubrieron la enorme eficacia de poner el grito en el cielo, con motivo o sin él. Que haya gente así no es nuevo ni sorprendente: personas vigilantes, con mentalidad policial, a la defensiva, que rastrean diariamente la prensa a la búsqueda de “infracciones”, predispuestas a saltar y a denunciar y a indignarse, a detectar actitudes o frases supuestamente machistas, sexistas, racistas, xenófobas, degradantes, inmorales, antinacionalistas, acosadoras, homófobas, misóginas o islamófobas, tanto da. Esas personas suelen ser literales y brutas: desean ver suprimidas de la lengua expresiones como “no hay moros en la costa” o “merienda de negros”, sin darse cuenta de que quienes las empleamos con naturalidad y en el sentido figurado que les es propio no somos precisamente los racistas, sino más bien quienes nos reprochan su uso: son éstos los que dotan a esas expresiones de tal contenido, y, como en sus labios y en su conciencia sí serían racistas, pretenden que nadie las utilice.


Lo que sí es sorprendente y relativamente nuevo es que las personas razonables y no histéricas se achanten con tanta facilidad ante el viejo truco de poner el grito en el cielo. Yo echo de menos la capacidad de plantarse ante las exageraciones y los bramidos y las distorsiones. Me gustaría que este periódico, y la sociedad en general, pudieran reaccionar a veces diciendo: “No, no llevan ustedes razón, y están sacando las cosas de quicio. Son de una susceptibilidad extrema y sospechosa, y no voy a renunciar, porque su vulnerabilísima sensibilidad se vea herida, a decir lo que pienso ni a expresarlo con toda la variedad y riqueza que la lengua pone a mi alcance”.

Bien, ésto a veces me pasa a mí, incluso con mi blog, que para algunos,(muy pocos), es motivo de indignación, crítica, o profesión de fé a la "contra" (eso sí, siempre a remolque, tengo que escribir yo algo antes durante unas horitas, para ellos en minuto y medio, amenazar con un cuerpo a tierra a lo Lina Morgan en Hostal Royal Manzanares). Bien, me la suda. Realmente, me la suda total. Sino me la sudara, pues no escribiría. Lo mismo que denuncia Marías, ha pasado también con el reportaje de los príncipes, que mucha gente en la televisión se ha puesto a criticar (maravilloso el artículo escrito de puño y letra por el propio Almodóvar, "El día que me anunciaron"), porque se ha concedido a "El País" y no a "El Mundo", "La Razón" o "El Faro de Vigo".

Las críticas, en éste caso, sobre un reportaje totalmente convencional, sobre unos premios y unas figuras de actualidad, se basan simplemente, en que se ha concedido y publicado en el periódico nacional de mayor tirada: De verdad que hay mucha gente, cuyo problema no es criticar ésto, o criticarlo todo. El problema es que hay mucha gente, que no tiene una cosa mejor que hacer en la vida...Añado y copio el último párrafo de Javier Marías con el que cierra su artículo "El Viejo Truco de poner el Grito en el Cielo":

"......Demasiada gente está hoy convencida de que, si arma suficiente estrépito y se comporta desmedidamente, acabará saliéndose con la suya, porque esas actitudes asustan a unas sociedades pusilánimes y medrosas a las que da pánico ser tildadas de cualquier cosa mal vista, aunque las acusaciones vengan de individuos sin autoridad moral y nada ecuánimes, cuando no de cabestros. Ese es uno de nuestros problemas: que ya no se tiene en cuenta quién acusa, ni su capacidad o incapacidad para hacerlo, su objetividad o subjetividad, su imparcialidad o parcialidad posibles. Lo que nuestro mundo más teme es verse “vociferado” por quien sea, cuando todos sabemos que algunas vociferaciones, según de quienes vengan, no harían sino honrarnos y confirmarnos nuestra buena senda. Este diario, y nuestras sociedades, antes de echarse a temblar cada vez que se los tacha de algo vergonzoso o “malo”, deberían echar un vistazo a los tachadores y juzgar en consecuencia. En muchas ocasiones se tranquilizarían y verían que lo único sensato sería hacer lo que casi nunca hacen: caso omiso....."

Gracias Joselito por tu Post, gracias a todos los señores del bear que me entran, y me dicen: "He leído tu blog", aunque desde aquí lo digo y adelanto, mi cuerpo es mío, y no sólo me acuesto con alguien porque me lea...es más, últimamente me acuesto y bailo con lobos, como Caperucita... pero homo homini lupus, frase que como ya saben, quiere decir que los homos son un lobo para los otros homos, la mayoría de las veces, y que ideó un mariquita famoso de éstos que escribían mucho y de párrafo largo, o uno de esos raros que estaban un poco locos, y que los psicópatas de la enseñanza hacen estudiar en el Colegio a los adolescentes, antes de que pasen de todo, y se metan su primera pastilla el fín de semana.

Y para terminar: el Domingo quedé con un perfil del Bear...nos reímos bastante, la verdad...es majete. Más que la cita en si, recuerdo una cosa que ví en el Metro, y que aún estoy intentando comprender y elucidar:
Me senté al lado de una negra, negra de éstas subsahariana como el tizón, que mucha pinta de ser de Lepe o castellano-manchega no tenía, con el pelo así largo, y sentí una enorme curiosidad por adivinar el Título del libro que llevaba abierto y que estaba leyendo:
-Era "El Sí de las Niñas", de Moratín.

Yo tengo un miedo enorme de meterme en el Metro y acabar con un Amour en Opañel, y siempre que bajo al subsuelo, me pasan cosas raras. Negras leyendo el "Sí de las Niñas...", yo soy emigrante, me hacen leer eso para las clases de español, y me vuelvo a Gambia con la primera maleta sin plastificar que pille....
Claro, que en el metro de Bcn, les hacen leer "Pinya de Rosa" de Joaquim Ruyra, y no sé que es peor...
Estuve por decirle:
Bubi, bubi!
Cosa que en dialecto guineano significa "caca" o también "hombre malo"...

-"Me alegra que no se haya ahogado, Encarnación Nwamba. Esta es su habitación", le dijo la señorita:
-"Bienvenida al mundo occidental, en el cajón de la mesilla de noche, le he dejado unos tranquilizantes por si los primeros meses tiene "el stress del emigrante" o problemas de adaptación. No se azare, son leves, los mismos que mis hijas y yo venimos tomando desde hace unos años, cuando nos dimos cuenta, de que muchas de las cosas que nos decía la tele, no nos hacían felices, y cuando mi hijo homo tuvo aquel desengaño con un perfil del bear."

"Homo...homo ¿Qué es homo?" -se preguntó Encarnación Nwamba mientras iba a echar su primera cabezadita. Ya en duermevela se dijo:
-Cuando me despierte lo buscaré en El Sí de las Niñas...esa gran obra como el Real Madrid...