UNA ANÉCDOTA EN "LA VELÁ"

Dedicado a Casanova y a todo el mundo blog.

Leyendo a un amigo bloguero, que escribe tanto o más compulsivamente que yo (y debe ser lector compulsivo por lo que veo también, como uno), me estoy acordando de una anécdota bastante buena que me ocurrió en "La Velá" de Cádiz (La Velada), unas fiestas muy importantes para aquella ciudad.

En uno de mis paseos por la Alameda, o el paseo de los Chopos, o como se llame, porque en Andalucía tó son alamedas, veredas, ramblas y alcornocales...y está tó más seco que Dabahó, resulta que me quedé mirando un puesto de Feria, de esos de osos de peluche y tiro a las chochonas...

Toda la gente estaba muy animada y muy contenta, con las copitas de fino, la calor, los sudores del cuerpo y las gracias físicas apenas cubiertas y exuberantes, así que me quedé mirando y observando a un ama de casa, que estaba disparando con una carabina, y estaba dando al blanco la tía a todos los muñecos, o lo que coño fuera aquello...Me quedé observando al ama de casa, y la cara de pasmo, de sobrecogimiento, casi de susto del feriante, que cada vez que un muñeco caía, "asesinado y abatido" por la Diana Cazadora, lo encajaba con un gesto más desencajado, de cada vez más mala hostia, como de no poder contenerse, y de le voy a tener que dar un peluche a ésta putorra gafona de la mierda que nos va a hundir el tenderete...

Nadie se estaba dando cuenta, y yo la verdad es que me estaba escojonando vivo, sobre todo por la cara de las Guerras Púnicas o la Victoria de Trafalgar que había puesto la Mari, que al medio gitano otro, le tenía completamente colérico y descompuesto.

Era por entonces común, que quién ganara peluches, fuera sometido a una mini-entrevista a través del micro petao de sonido como el Regaetton de uno de Cali, a través del cual el feriante, aunciaba las virtudes y bondades de su Tómbola...

Así que el feriante, contrariado, con una cara de actor secundario-gigoló-italiano de pelis-subproducto para cadenas locales, preguntó:


-¿Y qué, qué es de la Barriada usté...? ¿Qué va a hasé con el pelusshe, ánde lo va a poné, en la mesita encima, o en la estanteria pá su salón?

Yo veía que la señora no llegaba al micro ni de coña, porque era bajita, bajita como la Lolita, más aún si cabe, porque llevaba unas tenis, y era una cosa mala y rara de mujer a la vez, rematá con unas gafas bifocales de éstas tipo peli de Torrente..
Yo veía que ella intentaba incorporarse, subirse al mostrador, y acercarse siquiera al micrófono, ya que expelía un hilillo de voz apenas discernible y ahogado en el muñeco, lo cual exasperaba aún más al feriante, que intentaba poner cara de Tony Manero con la gomina hacia atrás, sin aparentar enterarse o no enterándose de lo que la pobre señora, un hacha en el terreno de la puntería decía.

Ya tratándola como a una subnormal, e intentando ahogarla con el peluche, bajo el cual casi fallecía la pobre sofocada (no todos los osos son buenos), el medio gitano seguía preguntándole, como si la señora fuera una especie de Síndrome de Down con buena puntería:

-¿Y qué, qué lo quiere el pelussshe, pá colocarlo en el salón? ¿Ya lo tié pensao? ¿Es de aquí de la Barriá, es usted de aquí de la Barriada? - la cosa era como una mezcla de acentos medio manchegos, de la Vera o jienenses imposibles....

Al final, como si fuera Darth Vader o algo así, la señora pegó un saltito, del cual no sé realmente de dónde sacó la fuerza que la acompañó, y volvió a decir realmente lo que me parecía haber oído, en lo poco sordo que soy, con lo cual me caí yo solo para atrás, porque nadie prestaba atención, medio escojonao sobre una especie de Tilo o secuoya, de la risa.
Muy vehemente, y sacando la cabecita por encima del peluche, o vale más decir que casi que las gafas, que es lo único que sobresalía del urso ficticio Made in Sabadell, dijo:

-¡Qué dise, pero qué dise, pero que dise usté! ¡Que Barriá ni que Barriá ni que ná! ¡Esto no es ninguna Barriada caballero!, ¡Es el Centro Histórico de Cádiz, Patrimonio de la Humanidá! ¡Y cámbieme er mu
ñeco, que a éste le farta una pierna!