JAIME GIL DE BIEDMA (I)


"Para saber de amor, para aprenderle,/ haber estado solo es necesario. Y es necesario en cuatrocientas noches -con cuatrocientos cuerpos diferentes-/ haber hecho el amor. Que sus misterios/ como dijo el poeta son del alma,/ pero un cuerpo es el libro en que se leen".

"Hermosa vida que pasó y parece ya no pasar…/Desde este instante, ahondo sueños en la memoria: /se estremece la eternidad del tiempo allá en el fondo./Y de repente un remolino crece que me arrastra sorbido hacia un trasfondo de sima/, donde va, precipitado, para siempre sumiéndose el pasado."
(Jaime Gil de Biedma, "Recuerda")

"Muy pobre hombre ha de ser uno si no deja en su obra - casi sin darse cuenta- algo de la unidad e interior necesidad de su propio vivir. Al fin y al cabo, un libro de poemas no viene a ser otra cosa que la historia de un hombre que es su autor, pero elevada a un nivel de significación en que la vida de uno es ya la vida de todos los hombres o, por lo menos - atendidas ya las inevitables limitaciones de cada experiencia individual- de unos cuantos entre ellos”.

"Escribir no es otra cosa que rechazar el texto transitorio de la biografía de carne y hueso y lanzarnos a la búsqueda de ese pretexto augurado por la fábula cuya resonancia lejana está tan cerca, que por lo mismo nos iguala. Escribir es, al menos para mí, despellejarme para encontrar la voz que se parece a mí, que lucha por parecerse a mí y que quiere tomar prestada la biografía inconclusa que soy para que, finalmente, vuelva a quedar integrado el fabuloso cuentero en el texto y pretexto de la escritura."

"Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes,
yo vine a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra."
"Poemas póstumos" 1968