MEMORIAS DE LA CONDESA DEL LAGO (bonjour Tristesse Dossier)

"Soy una mujer indefensa, frente el acecho de la ansiedad y la locura". JEAN RHYS , DJUNA BARNES ó AMANDA GRIS...
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"...Maldita tristeza que empezaba con el frío...pero ¿Qué era ese milagro de ponerse triste aún, pequeño aprendiz de brujo descompuesto de ojos de gato? -preguntaba una de las cabezas bicéfalas de Ripley a la otra:
-"El milagro de ponerse triste era para después estar alegre, llegaba todos los años, por estas fechas..."

-¿Y qué hacías? ¿Qué hacías para combatirlo, para combatir esos interminables viajes chaperescos de Dimitri por todas las zonas Vips de los Aeropuertos del mundo para ducharse?

-Bailaba. Bailaba solo y desnudo frente al espejo, leyendo Las Memorias de la Condesa del Lago, para no perder la forma y veía arte, mucho arte...

-¿Veías arte?: -Sí, veía arte..., miraba cuadros, me iba al Prado, aprendía a estar solo, dentro de mi maldita caja de zapatos, como todo el mundo metido en su maldita caja de zapatos, escuchaba a Mahler...ó, en palabras de la propia Condesa:

..."Escuchar a Mahler, a Satiè, dejarse llevar por la tristeza de que ha acabado el calor, ha acabado todo, y comienzas a hibernar, en esta interminable decadencia de palacios devastados por la turba, en los que nunca acababa de salir el moho por ninguna parte....dos tacones bajando las escaleras apresurados...Barcelona, el Paseo de Gracia en el foso...sonaban los bomberos de fondo, se escuchaban de nuevo camiones de bomberos...., un nuevo socavón, y los viajeros la emprendían a puñetazos con los obreros, y los obreros entre ellos, la emprendían a puñetazos. Desestructuración, desestructuración...es lo que tenía: lo de siempre, a puñetazos, a garrotazo limpio...descansaba, era la terapia ibérica...aldeanas inglesas, con ropa de Zara, representando a García-Lorca en alpargatas...Un alpargatazo y otro alpargatazo, a cual más largo en el aire, en el suelo, porque sí, porque lo digo yo. "

...Los primeros fuegos, como en las novelas de Jean Rhys. Ardías dentro de la casa, Jane Bronte de tí, encerrada en tí misma como una urraca, como la madre del monstruo grande que llevabas dentro, que conquistaba hombres con las edades cambiadas, que era capaz de subir a las más altas cumbres y bajar a los más profundos barrancos....

..."Comías chocolate en un sí es no, engordabas dos quilos, a pesar de que estabas toda electromusculada presuntamente de presunto (que significaba jamón en portugais), de que llevabas las tripas y el culo bien prieto, y esperabas permanecer altiva, aguardando el primer avión que te llevara a una nueva tragedia, a un nuevo punto de escape: Subías, bajabas, venías, ibas, volvías a escuchar a Mahler, mirabas la página de un tal Nut Mahat Sebà, un artista y músico brasileiro fantástico, y ese nombre te parecía una palabra mágica (-había gente que no sabía aún quién era Mahler-), hablabas en francés, leías en Le Monde Diplomatique noticias republicanas, casi como una señorita fina de la Argentina, y te enterabas de que en Francia, Sarkozy acababa de crear, o iba a crear un "Ministerio de Identidad Nacional", fíjate tú qué cosas, si nos diera por eso en ésta piel de toro perforada hasta los tuétanos, rellena de cuñados, hormigón, primos, amiguillos y cemento que se iban endosando comisiones en plan piramidal...y luego culpaban al viejo de llevarse todo, como en las malas películas, las películas dobladas de serieB...qué gentuza la de siempre...Acabaríamos pagando todos los desaguisados empeñando La Peregrina de nuevo...Todos toreando, y nadie reconociéndose después: pareciera salir gratis y que no hubiera diferencias apreciables entre los toros afeitados de antemano ni los toreros, como si alguno pudiera salvarse de puritito milagro.

"...Y el sistema se descomponía (-eso oías decir a los que tenían cortada la digestión-), tú te descomponías con él, un poco, -se descomponían los bancos suizos, que no se descomponían casi nunca, pues encerraban el grueso de las identidades catalanas y castellanas juntas alomejor-; tomabas tal vez dos anti-depresivos, pero no tomabas más, porque te enfadabas con el médico de cabecera, y le decías:

-"Veo todos los sepias saturados"...

Y el médico de cabecera, que de suerte era a la vez un terapeuta argentino en paro, como en una fantasía tuya, verdadera desgracia humanita, para tu fortuna, entendía que esas palabras sólo las podía pronunciar una persona a la que esa marca de antidepresivo sentara de puta pena (cuál no), porque qué Mari llegaba a una consulta de médico de cabecera diciendo:

-"¿Y qué, qué tal el antidepresivo?: -Mire, fatal, veo todos los sepias saturados..."

"¿Y Entonces no estabas triste?" :

-¿Triste? -una mierda estaba triste, decía la condesa Alexis: -Lo que estaba era jodida de ligar con gente de veintipico, de decirles Are you sure?, de citas a ciegas para luego un te depilo, de ex amantes a medias, de que la Telefónica te quisiera quitar la factura-papel y no te intentara ya ni detallar, una por una, las llamadas a cada uno de tus amantes sin saldo...Jodida estaba de comer chocolate y de que me salieran granos.....de que mi vida pudiera ser como un solar en obras, con una inmensa grúa que se movía como un estómago rugiendo, de las conversaciones de bar,....de no escapar a Francia, donde en los cafés parecía que la gente se contara cosas interesantes...al Caribe,a Suiza, a coleccionar el Monopoly y a retirarme como Greta Garbo, protegida, blindada como un guante de seda en Sotheby's que le hubiera pertenecido en un film...Jodida de los nuevos ricos que acababan de descubrir el pollo Teriyaki...pero esa era la misma puta depresión de todos los otoños...

...que acababan en invierno cuando el sol se ponía...

-¿Y qué tenías entonces debajo del edredón?:

"-Solía tener una chistera, hacía magia y veía el tiempo pasar, pero con los mismos ojos de niña y de condesa-viuda. El milagro de ponerse triste era para estar después alegre...Llegaba el frío, descubrías que la ropa de abrigo te volvía a sentar bien...era cuestión de que te aclimataras, o te aclimataban...de sacar los visones o las visiones del baúl...te veías la cara rancia pero blanca, casi sin arrugas aún, tampoco tenías tantas...en un saloncito.

"...No eras una chica de veinte, que se cansaba escribiendo cuatro líneas y que decía "qué largo", a tí te habían matriculado en filosofía y densidad, y los del Mayo francés eran hombres de largos discursos, barbas, y pollas grandes, pero ya estaban casi todos en el hospital o en la Residencia metidos, eran tus abuelos y tu ya eras madre o padre interesante, qué asco. No eras una chica que se expresara en un castellano a gritos como su abuela a la puerta del colegio, pues a gritos se transfería y se aprendía el saber en el país de la puesta en duda sistemática, de los aprendices de todo y maestros de nada: No costaba nada el esfuerzo, en las nuevas filosofías de telebasura y supermercado...Era eso y ya...Y buenas películas a las cuatro de la mañana: Maldito el hijo de zorra que programara un Antonioni o un Fellini en hora-punta: la gente apagaría la tele con las tramas largas.

"...Pero tu eras una Zarevna casi artesanal en tu palacio de invierno, pequeña Penélope que tejía y destejía su lienzo a golpes bruscos de humor. Tu mundo era un paraíso derrumbado que tal vez no existía, que tal vez no hubiera existido nunca... Una Zarevna desterrada, eso ya lo sabías, envuelta en cuatro trapos vueltos del revés para que se les viera la marca, en cuatro joyas que algunos admiraron diez años antes, y que acabarían en el cuello de la Taylor después, esa americana, tan sola como el perro dálmata que se te moriría de frío, con el que compartirías medio filete de la nevera -no había más-.

...Te quedaba escuchar unas palabras en francés toda desnuda, envuelta en tus pieles rancias pasadas de moda, y pasar el invierno junto a la lumbre, dictando con tu mente calenturienta y enloquecida, los menús a una pretendida asistenta que sólo existía en tus sueños, o que hacía años que había muerto...Y en tu sueño narcótico, en tu narco-sueño (Tu Anarco-Sueño)...le dictabas el menú, porsupuesto en francés, como lo aprendiste de niña y te dijeron del Mayo francés...porque la próxima revolución que tocaba, ya era la de los padres de la Maddie, que a quién coño importaban ya..estábamos deseando que se murieran también ellos en extrañas circunstancias y nos dejaran de una vez en paz.

...Ya no había revoluciones, sólo gente aburrida...y el tiempo pasaba sin más, dabas besos a la pared y agradecías haber llegado de nuevo, con medias-oro de rejilla nuevas, huyendo casi siempre de puntillas...como un disco rayado, como un disco rayado...sola e Indefensa...frente el acecho de la locura...."