LINDO LIMBO DE LAS DIVAS-BLOG

Un tacón, otro tacón: un tacón plata, otro tacón plata. Salió a la calle y pensó que la lluvia puliría sus malos pensamientos: "-He sido lo peor y lo mejor. Lo que yo he sido. Pero ahora sólo soy una antigüa con diéresis. Con diéresis porque soy la más antigüa de todas, casi la prehistoria, y la diéresis (como pronto la diálisis) me corresponderá por protocolo" -pensó. Y paseando al compás de las gotas de lluvia, caminando por una calle estrecha, su abrigo de pieles sin ropa debajo se mojó, pero cuando estuvo frente a la garita del Guardián, se lo abrió para mostrarle todo como siempre: notaba que esos ojos cuajados de patas de gallo se lo pedían. (Una vez el brazo cobrizo del Guardián, salió lento por el descorrido ventanuco pequeño y asfixiante, y una yema de un dedo le rozó el sexo).
Las estrellas conducían a los sintagmas. Cada día encontraba una letra nueva en el buzón, que le enviaba su admirador secreto: Epsilon, Gamma. El rastro del pasado y de los recuerdos era como una nebulosa, y comenzaba a hacer como Isabelle Huppert en "La Pianiste": cosas raras. Cosas raras de vida sexual que no iba bien.

Ella era igual: Tan dura. Catedrática de literatura griega: una lengua muerta.
Tan dura como la Huppert, cuando era profesora del Conservatorio de Viena y empezaba en la película dejando a tres pobres alumnas llorando como Magdalenas, desconsoladas y destrozadas porque les suspendía sin razón alguna: Parecía mentira que, la misma persona, justo la misma, fuera unas horas después la que se metía en una Sex Shop llena de turcos salidos al acecho, que se pegaban por masturbarse en las cabinas, frente al más sucio de todos los pornos. La misma, toda bajita, que al mínimo descuido, se colaba empujando la portezuela metálica del cubículo, y se encerraba durante horas en el, sin mayor obsesión morbosa, que la de sentarse, echar monedas en la pantalla y oler los cleenex con semen aún fresco depositados en la papelera, -si lo supieran sus alumnas-, e imaginarse que todo era obra de ella.

Era digna continuadora del Blog de Charo Scarlatti, un eslabón más en la cadena de platino-lujo-y-pedrería: grandes divas-blog que se habían deshecho como chocolate en una cazuela, cuya noticia el mundo no echaría de menos a las dos semanas, encerradas en si mismas, en el estúpido brasero de la cobardía y la vida apática, en las charlas de algún cura mariquita "del Círculo Cultural de Viudas": La Martty, La JackieOnassis, Eva Amaral y su blog del Marques de Pombal, Polvos de Estrellas, El Blog de Naddiuska Comaneci, Los Mundos de Manolo Cremoni, Abel llama a tu puerta y el Blog de Katy y Bambi.

Canas teñidas con desgana, aerofagia, meteorismo: más esfuerzo cada día por pintarse los labios, Cueva de Altamira de mujer abocada a descubrir pianistas moldavos en su Blog, y películas de relaciones incestuosas. Más esfuerzo, y al final, la línea de las comisuras rozando la nariz, como si fuera casi un payaso. Esas largas sesiones en el analista, tumbada, sin más placer y preocupación que contar casi siempre las mismas cosas (-"Creo que el conserje me odia y me desea" y así-), y no destrozarse el cardado ni la laca: esas maravillosas ondas del pelo, como todas las grandes emperatrices de Persia.

Su parfum Eau de Lancôme porsupuesto, las zapatillas de dormir blancas como las de una Papisa, de Prada y de lujoso lamé. El armario abriéndose con su juego de espejos, en los que vió reflejado su culo caído. El camisón de Balenciaga, faltaría más, casi transparente y con escote halter. Se colocó en la cabeza una corona de flores como las que llevaban las doncellas para irse a casar: parecería una santa, una novia. Colirio en los ojos, y una furtiva lágrima cuando abrió la puertaventana de su piso décimo y el frío lo invadió todo:
"-Suerte que vivo en un décimo con terraza" -pensó: -"Suerte que el frío no me afecta mi Extreme Make-up Sensual Extremity". Se aclaró la voz con un vaso de Evian y gritó:
"-¡Oh Blogger, Blogger, gran dios de mis sueños, soy tu Suma Sacerdotisa y yo te invoco!"
Avanzó diez pasos, bien calibrados, como si estuviera en un duelo al alba, una coreografía menuda de Giulietta Masina en "Ginger y Fred"; como si estuviera retando en el Boshoi a la Plisetskaia a dar un triple mortal en el aire. Se subió a la barandilla, abrió los brazos como una gaviota y se lanzó al vacío, pensando en los indios que se iban a morir solos a las montañas.