EN FORMA CON MARIKO




Aquellas Navidades fueron especiales, recordaba Ami Tan Ketsasako, "ya lo creo" -pensó: Los Ketsasako eran una familia muy especial, que destilaba amor y paz. Amor y paz en cualquier circunstancia, valga la redundancia. Amor y paz en la cercanía y en la distancia. Paz y amor bien en la humildad, bien en la arrogancia.

Mamá Ketsasako, por fín tenía su DVD y lo practicaba. El aerobic era delicioso: "Haga ejercicio con Mariko". Mamá Ketsasako hacía la sentadilla, rodaba por el suelo, echaba dos eructos de la coca-cola light, manchaba un poco braguita, pero tenía la Teena Lady, que ciento dos quilos no eran fáciles de controlar. Y mientras, la abuela, en vez de comer sushi del rico, siempre decía: "no hay que tirar la comida", y rebañaba el whiskas del cacharro de los gatos, que la miraban con los ojos abiertos como platos, pero con expresión elegante, un poco tipo la Preysler.

Papá Ketsasako, era un simple asesino a sueldo, pero era un trabajo que iba tan bien, que aunque le daba un poco de pena de los asesinaditos, hacía sus encargos con celeridad y eficacia: las violaciones no eran su fuerte, que era todo un profesional del matarile, pero una vez probó sexo anal con el cadáver de un sesentón para experimentar: desde que mamá Ketsasako se había comprado el DVD, no había forma de practicar el sexo con ella, y un hombre macho-macho, tenía que desahogarse.

Kiburo Ketsasako, el hijo mayor, era un poco autista. Cada semana, o cada dos semanas, a lo sumo soltaba un SÍ ó un NO con ánimo de alternarlos. Pensaba que todos eran una familia feliz, y para qué hablar, si los sueños y las video-consolas lo poblaban todo, aquello era mucho mejor.

Por fín era Navidad, por fín, una Navidad más, totalmente feliz para los Ketsasako. La cena era perfecta, qué de delicias se juntaban en la mesa: Había hasta un pobre, que habían recogido de Shibuya y habían sentado, pero en una banquetita pequeña, porque no quedaban sillas, de tal forma que su barbilla quedaba a la altura justo del borde de la mesa.

En Japón parece que no, pero aún, los días de Navidad, ponían a Martes y Trece con subtítulos: Medio Japón decía: "¡Encalna, Encalna!" Te subías al metro, y una viejecita le decía a un chaval pre-púber, con media raja del culo asomando por el pantalón:
-"¡Encalna, Encalna, soy de Móstoles, y voy a freir unas empanadillas!"

Y faltaba la niña Ketsasako: Un defecto genético, como decía la madre: "Más que una hija, un mal día". La niña Ketsasako era rara, y con profundas inclinaciones lésbicas gerontofílicas y sado-masoquistas. La abuela la odiaba, porque le había intentado meter mano, y eso, lo sabía por experiencia, acabaría resultando crónico. Siempre se lo decía, mira que se lo decía:
"-Niña ¡Esa mano! ¡Cuidao que eres golosa! "

La niña Ketsasako no quería pasar el día de Navidad con su familia, estaba empeñada en irse a vivir con una tipa de 63 que había conocido en un chat, pero por si las moscas, papá Ketsasako y mamá Ketsasako, la habían atado a la silla, y le suministraban la Vichysoisse por una sonda nasogástrica.

Pero no se sabe cómo la niña consiguió desatarse: Es portada de hoy en el Asahi Shimbun. Los periodistas cercan la casa, los canales se pelean, la María Patiño japo, cubre la noticia y le ha explotado una vena en directo, la sangre salpica a la cámara y el público aplaude. Es una exclusiva de Tele-Mifune: hay dos fotos de lejos del cadáver de la abuela, con esos restos de huevo hilado tapándole la boca, como si fueran noodles, que dirían esos blogueros de las tierras y pueblos de España en castellano del bueno.
La Maria Patiño japo da la exclusiva. Ella sabe como nadie captar y mantener la audiencia: millones de japoneses con los ojos pegados al televisor: Sexo, separaciones, violencia: un sujetador que perteneció a Ketsumaro Shuiko, la mendiga-pedófila, que murió de forma misteriosa, desapareciendo dentro de un charco: un misterio sin resolver. Luego, la noticia de los Ketsasako ocupa todo el prime time:

"Parece que las últimas palabras de la niña, antes de desatarse de la silla, dice la Patiño japo, fueron:
"La abuela me ha robado el "Eau de Ripley,The parfum"