UN RECUERDO: SIETE TRES CERO OCHENTA




Un día, un buen día, el pasado vuelve a Ripley, y le escupe a la cara: Es un niño, recuerda que es un niño, y que es casi, su primera canción: aprende a cantar con ella, es una canción como de mayores, por primera vez. No había Tube, ni Google, ni Blog ni Blig, pero estaba ésta canción. Apenas la escucha, la vuelve a descubrir, y sin saber porqué, se pone a llorar...Es curioso comprobar, como la inmortalidad queda plasmada en una buena canción, en una buena letra, una especie de poema que se te clava en el pecho, como un cuchillito, por la que no parece haber pasado ni un segundo, aunque ya no esté de moda...

Inventa tres números al azar: Siete, tres, cero, ochenta...Cuenta las estrellas, si es que hay estrellas sobre la capa de aire cálido Subsahariano que ha invadido Madrid. Parece mentira, es Enero, y el cielo se debate entre un color verde botella desvaído y marrón-jatoba-hongo: es como si los fantasmas ascendieran del desierto, como si un alma bereber se apoderara de nuestras mentes: los sueños quedan sometidos a celdas que se van abriendo y cerrando, a números mágicos, frases indescifrables que leemos pintadas en las escaleras mecánicas del Metro.

Qué curioso, las cosas que están de moda y las cosas que no: si un escriba egipcio de Antes de J.C, ya debió escribir todos los Blogs...hubiera escrito que fue ayer, cuando, por primera vez, te enfrentaste al amor como algo nuevo: ese aire ausente, ese mirarte al espejo descubriendo un cuerpo vacilante y trémulo: el tuyo. Una pequeña cosa en el espacio que parecía no alterar a nadie: sólo a tí.

Un niño que no crece, que no quiere crecer, para quién todo es ancho y ajeno. Un niño casi autista, que se encierra y canta, en el cuarto de baño, y cuya primera canción es un descubrimiento comparable sólo a la Bomba Atómica: Como la protagonista de "Nada", de Carmen Laforet, recorre las calles desnudas y vacías, de una ciudad fantasma, se encierra dentro de si mismo, y encuentra un mundo propio, en el que los sueños se agrandan, y pervive en ellos: es Enero, un mes de Enero: en lo más frío del crudo invierno, una lágrima del niño, aflora a traición en la cara del hombre.