EL DIARIO SECRETO DI CASANOVA (I)

Cuando Casanova llegó a la T-4, estaba convencido de que para agradar a Ripley, debía ir vestido de Audrey Hepburn, un poco, así que llegó con "un sombrero de paja de Italia", que también era el nombre de una afamada pieza teatral, ó algo de eso (decía la Wikipedia's).

Ya en el aterrizaje, Casanova empezó a hiperventilar, se aplicó un spray-aerosol en la garganta, dió un codazo a la pasajera que tenía al lado, y, amablemente, se dirigió a ella:
"-Disculpe, no soy homófobo, misógino ni misántropo. Ni siquiera sé yo si ya soy yo, ni si mi casa es ya mi casa... Dejádme subir al menos hasta las altas barandas" -le dijo a la pasajera, a lo que ésta contestó:
"-Es la primera vez en mi vida que una Diva-Blog de las de verdad, me dirige unas sencillas palabras."
"-Bueno, dijo Casanova: -No se pase ó pido una miniatura de whisky Dyc y le eructo en la cara en plan macho."
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Ripley llevaba como una hora perdido en la T-4. De pronto, cuando un hombre de Miami se puso a besarle, sonó el móvil y se oyó una voz al otro lado:
"Mira, maricón, no doy crédito....Madrid desde el aire parece Birmingham y en el avión viene la gilipollas de la Paloma Gómez Borrero, con una cara de sor Patrocinio de las Llagas inaguantable, ésto se avisa. Desembarcaré en breves minutos si Alitalia no me pierde el equipaje, llevo un traje plisado, que seguramente en doblándolo, habrá perdido su plisamiento, pero voy muy preparado por si hay quedadas, me saca alguna foto la Lebowicz o la Wojtila esa que le gusta España, ó incluso por si queremos ir a la Fnac o al Corte Inglés y subir y bajar escaleras mecánicas...."

El recibimiento fue muy emotivo, a pie de escalera, como los viajes oficiales: Ripley tenía una mirada casi jaspe, emotiva tierna, y Casanova una cara tremenda de susto de no créerse nada, pero La Ramira, el chófer de Ripley de toda la vida, deslizó la berlina a través de la pista, le abrió la puerta, le metió dentro del coche con ayuda de un trapo con cloro, y las ruedas se dirigieron hacia algún remoto lugar de Castilla-La Mancha. Cuando llegaron, Casanova y Ripley dieron el santo y seña al portero automático, que era:
"-Imperia." E Imperia respondía:
"Argentina, entrá a Mar del Plata, pibe, boludo...."

La casa de Ripley era como la de Rebeca, pero de los ochenta, con una de esas puertas mecánicas que se abrían por control remoto, como en las películas: pero no había más empleados que Imperia, su ama de llaves, que dirigía todo desde un video-cuarto, tenía cara de lepera de toda la vida, y de no haberse puesto "3 en 1" desde que nació.

Casanova bajó del automóvil y preguntó:
-¿Cómo es que no hay periodistas? Y Ripley contestó:
"-No hay periodistas porque has venido de incógnito, en un viaje-relámpago. Y no hay nadie de la prensa gráfica, porque estamos en un atardecer en el cual podríamos salir en una foto con los ojos rojos..."
"Ya sabes... -añadió: -Ya sabes que las fotos se apoderan de nuestro espíritu y borran, detienen un instante que nunca vuelve..."

"¡Ahhh! -dijo Casanova: blá, blá, blá...blá, blá, blá ¿Y esa cena de migas castellano-manchegas y pisto con calabacín que me prometiste, criatura, ó me vas a recitar el Código Civil con el estómago vacío? ¿Es que aquí no hay servicio ni cuatro cocineras como dios manda?":
-¿Qué coño de casa Viscontiniana es ésta, caro, con éstos retales de cortinas, y un mando a distancia para entrar hasta en el baño? ¿Qué tipo de turismo rural es éste, que en vez de en España, parece que estoy en Wichita? -dijo con unos aspavientos mezcla Blanche Dubois-Helena Bonham-Carter....y añadió:

"-Esto es Fassbinderiano a tope, y está todo muy alto, en un cerro absurdo, junto a un P.A.U absurdo (Mari Pau): Además ésto es metro Opañel, provincia de Madrid, a mí no me la das, que soy del Chorrito ese de Huelva. Y si quieres que te diga la verdad, ésto no es una casa-casa, pero ya me hago a la idea de que la Imperia Von Kant esa, nos va a servir de un momento a otro, una sencilla, a la par que incomible pizza Margherita salida del microondas."

Desde la cocina, Imperia, gritó:
"-¡Casanova, no olvidá que viniste en misión secreta. Qué bueno que viniste ché!"

Casanova permanecía impávido, mirándolo todo como un palomo, hablando solo y mostrando a la cámara fotos de muertos: "Este se me murió de una encefalitis cuando Ripley comentó aquello de...Esta otra, una pobre mujer viuda, falleció cuando no pude oxigenarla a tiempo, cuando estábamos discutiendo la cinematografía del Bassfinder ese de los cojones... Nadie lo sabe, pero nuestros comentarios han dejado un reguero de doce muertos naturales en el camino: De la Sicilia, della Campania, delle Marche..."
Casanova devoraba unas aceitunitas con anchoas, y apuntaba bosquejos en una libretita, para escribir una entrada-contraataque en caso de duda. Lo único que verderamente le fascinó, era la escalinata al fondo del pasillo, completamente de cartón piedra, pero sacada como de una película de Bob Fosse...
De pronto, una mujer vestida toda de blanco, con una inmensa pamela, que se mecía al bajar con una suavidad que cortaba el aire, se dirigió a Casanova en italiano:
"Ciao Caro, buona sera. Andiamo a vedere se sono veramente buone quelli "migas alla castigliana" di Imperia...porto tre giorni qui, quasi dicciamo come in "Vaghe Stelle", e sono stuffa veramente di paella. Paella per il pranzo, paella per collazione, paella qui, paella là:
-¡Imperia, Imperia, vieni subito!*


Era Claudia Cardinale. Casanova no daba crédito: Claudia Cardinale en medio de un páramo castellano-manchego u opañelesco, peor que lo de la Carrá en Eurovision pronunciando el nombre vasco "Arkaissshhh"...
Algo nervioso, Casanova le preguntó en italiano a Claudia que a qué había venido a España y si le gustaba, a lo que Claudia, con una naturalidad pasmosa, le respondió:
"-La Spagna mi affascina, sí, lo sai, ...anche Ripley, così gentile...ne ho una PlayStation alla stanza....Incredibile, caro! Sono venuta qui, per andare subito allo Corte Inglés di Goya... Vogliamo fare la publicitá dello "Ya es Primavera en el Corte Inglés", Gabbino Diego ed Io...Ohhh Gabbino, Gabbino, il mio Gabbino, tutto biondo, asomiglia svedese!**" (Continuará...)

N.d.T: *hola guapo, buenas tardes. A ver si esas "migas a la castellana" de Imperia son tan buenas...Llevo tres días aquí encerrada, casi como en el rodaje de "Vaghe Stelle dell'Orsa" de Visconti, y estoy hasta las narices de paella: paella para desayunar, paella para comer, paella para merendar...
**España me fascina, sí, lo sabes. También Ripley, tan amable...Tengo una PlayStation en el cuarto. ¡Increíble! He venido aquí para llegar pronto al Corte Inglés de Goya. Queremos hacer el anuncio del "Ya es Primavera en el Corte Inglés", Gabino Diego y yo: ¡Ohhh, Gabino, Gabino, tan rubio, parece sueco!