LAS RECESIONES IMPREVISIBLES (II): GHITA.

En aquéllos tiempos difíciles la recesión aún continuaba, camarada Vacuning', arrastrando empresas, trabajadores y pensionistas, en un delirio post-capitalista, perdido, sin rumbo y en el lodo (si tu me dices ven, lo dejo todo): El Samur había presentado suspensión de pagos, la tercera edad atracaba a los chinos a mansalva, y se había vuelto quinqui y desconfiada. Los jóvenes habían huído a Letonia y Lituania..., que ahora eran la segunda y la tercera potencia del mundo. El panorama era desolador: Las barras de pan a 25 euros, los huevos a precio de angulas, la carne de rata, apreciada por los gourmets, como un lujo al alcance de unos pocos, y la reapertura final, decidida por real-decreto del gobierno de concentración de Espe, Oriol Pujol, Rosa Díez y Moratinos, de todos los Sepus, a los que había que acudir con cartilla de racionamiento (muchas falsificadas), dibujaban una realidad dura, surrealista, manejada por un presidente en la sombra como un Gran Hermano, al que todos llamábamos Pantocrátor, pero que nadie sabía quién era...

Juteco, sí señores, Juteco...había quebrado: La mítica Juteco, con ese nombre tan, tan austro-húngaro... Ya lo anunciaba "Le Monde", en grandes titulares: "Jutecq est quebrèe". Esto suponía un fastidio excepcionalmente irritante para el que ésto suscribía, ya que se hallaba coleccionando puntos para hacerse definitivamente, de cara a los maricrismas, con su bote de "Eau de Froilán" de la casa Lancôme punto côme: el agua de colonia más delicada y como mejor del mundo, con un inusitado toque amaderado, y un algo ya, vamos ya, de esencia de lavanda apergaminada con un poco de vainillina a la nuit d'eté.

Ripley se había echado la siesta, y de pronto, se había despertado en un nuevo ORDEN MUNDIAL, un neo-capitalismo refundado, después de las reuniones en Washington, cuya presidenta honorífica, tras el último plan de rescate y re-inyección (llamado Chute Final), era a su término, nada menos, que la niña-cantante rumana Cleopatra Stratan, que se había hecho, con un buen paquete del Wachovia, el Chase Manhattan Bank, y había sobornado a un sector del gobierno norteamericano. Todo sonaba Stratan, las gentes la veneraban, la niña era carismática, y en los móviles polifónicos no dejaba de sonar "Ghita", la canción de la niña: qué mejor canción dedicada al dinero, que una con ese nombre...

Por primera vez, como síntoma de responsabilidad, designio de grandeza y rectitud, el mundo era gobernado por una niña caprichosa, que hundía y reflotaba países desde Washington a Tokio, según su estado de ánimo, y que manejaba los entresijos de la economía mundial. Por suerte, los españoles habíamos jugado una gran baza política, pues habíamos presentado dos niñeras internacionales: Sonsoles y Mdme la Boutillon, siendo elegida en segunda votación, y por los pelos, Sonsoles, que había arrebatado el puesto a la Senhora Lula da Silva, que en un primer momento se encontraba mejor posicionada para el puesto, y se mostraba más cariñosa con la niña marimandona.

Por aquel entonces, el famoso Bloggerito Casanova, estaba en Madrid, los acontecimientos nos pillaron a él y a mí de repente, mirando unas cosas en la Fnac, pero enseguida improvisamos unas actuaciones, bien él de gitana y yo de panderetero, bien al revés. Pasábamos el plato y no vivíamos mal...Por aquel entonces, bien él, bien yo, cantábamos a la Stratan de memoria, por las esquinas y las farolas, y nos ganábamos la vida con la preciosa canción, que cantaba la Niña-Presidenta del Nuevo Orden Mundial, que a falta de ser definido como capitalista, troskista, comunista o neo-post-liberal, había sido ya rebautizado como Stratánico...que es que las cosas habían venido así de duras, y la gente acabó aceptando con resignación, un gobierno mundial infantil...y un extraño post-capitalismo-stratánico indómito, en el que la chavalilla, lo primero que hizo en nuestro país, fue nacionalizar la casa-matriz "Famosa", la de las muñecas, como primera medida para reflotar la economía y los mercados financieros...

("Entre visillos y en penumbra, sentado al borde de la cama después de una dura jornada, aunque llena de alegría de vivir, llena de mundos con su locas algarabías, que a saber si estaban en éste ó en otro, exposiciones, escaleras, barandillas, dry-martinis, tacones, chisteras, hombres solos, sueños, perfumes de fiesta, melancólicos salones junto a la Gran Vía, guateques con mujeres rubias y roperos en desorden, Deme, -mi Deme-, pensaba: "-Cuando desperté, Islandia ya no estaba allí"... "Islandia -pensaba: lejana y sola....Indómita Islandia de mis Gunnarsdóttir, casi un glaciar, un iceberg flotante envuelto en humo, todo él en quiebra y a la deriva, como una plazoleta solitaria...")