VEN A McCONDO (la vida es una...)


Víctor ALGORA. "Viaje a San Francisco". Nuevo vídeo realizado por Mutador.

¿Cómo dirán ustedes que Ripley dejó la Rehab? (no, no, no...) Era cierto que sus relaciones con la Fisio-Marimasho atravesaban por un momento delicado. Ella era...insensible, tirana, inflexible, torpedo mosesuárr, y demasiado icono-plasta, en su mundo de órtesis y tullidos, y el pajarito en cuanto pudo escapó de la jaula, a ver, era verano, Mari. Así que con un tono propio de la fría Suecia, casi imperceptible, Ripley se levantó del potro de tortura, y le dijo: -"Mire por favor, váyase a la mierda, Encarnación."
Y lo cierto es que se levantó, se cambió y desapareció de allí, muy a la francesa. Aunque ella debía seguir esperando, pues sólo dijo (como las alas al viento): -"Me necesitará, volverá, ése señor volverá". Por eso Ripley nunca, nunca volvió (por ahora...): Si había algo que le sacaba de sus casillas de la fisio, era que compadreara con las marujis -al olisqueo de los parruses- (tipo: "¿le has hecho una papilla a tu madre?"), y a Ripley le llamara: "Ese Señor"...Desgraciá...

-¿Y cómo te rehabilitas ahora entonces la contractura? -le soltó una gáyer viril mala y maledicente al Bloggerito, a lo que él respondió: -Pues mira, con el flamenco -respondió: "Me rehabilito con el flamenco y con la Terremoto, a lo bruto-bruto, que ya está bien de hielitos y láser, estoy hasta el poño..." -¿La de Alcorcón? Preguntó la marica mala maddonnera: -No -le dijo Ripley: "La de Alcorcón no, Vanessa, la otra, la Vargas, la de toda la vida, Vanesa con una ese": "Me pongo el Achilipún y me descontracto, y si no te lo crees, miálo maricón..." (-en ese momento Ripley, hizo unos caracolillos al viento, estaba guionizado...-) -"Ahhhh...", dijo la marica mala tó negra, tocada, y hundida: "Bailas el Flamingo..."

"Y de pronto él huye, él huía (señora oiga) de los bló, (ella no quería, oiga, señora, ella no quería)...Y se va paseándose encantado de la vida, envuelto en un supuesto anonimato dulce (hasta que llega a Chué)...Ripley va pensando que va a pasar una noche désas (de Hotel Sofitel), con alguien de veintisiete...(son ilusiones, leré leré...)Y resulta que se mete por el tunel del metro Sevilla, sale frente al Vic's (Vaporub, de comida rápida) Sevilla con Peligros, y frente a frente, a unos ochenta centímetros, keep breathing...se topa con un hombre vestido, completamente vestido, cenando, y haciéndose la interesante: François Sagat, el famoso actor porno. -"¡Mira, Fransuá Sagá!" (pronunciando la cosa fransesa, suave-suave..., -dice en voz alta un grupito de connaisseurs-): Ripley, entonces piensa lo que Candela (un poco), y está feo decírlo, me cagüen la mar, (pero oyes...el pensamiento es libre ¿No?). Pues será políticamente incorrecto decirlo, pero piensa: "-Es horrorozo, horrozo...(¡Qué cabezón que tiene!)"

"Lo malo es que, claro, una noche de huída, que comienza así, sólo puede acabar en un breve recorrido asustadizo por Chué (-ellas Danzan solas-), y poco más, porque ya los pucheretes de la Sagá, hasiéndose la famosa, pá dos que se pararon a mirálo como si fuera una a vés trú, como que no, miá no..."

Y la noche sólo acababa de empezar...Pero Ripley, ya oliéndose la cosa, se refugió en un sitio "gáyer" classique-classique (de ésos que incluso fueron escenario de míticas quedadas blogui-blogui...). Y ocurrió lo que no debería de ocurrir (lo que no estaba escrito ni guionizado): -¿Qué hacían cuatro chiquitas casadas en un sitio gáyer, en medio de un homosepsualismo asqueroso de fuga-bló, en plan amiguitas y sin sus maridos, y por qué se ponían a hablar con Ripley y a chafarle el ligoteo? Bueno, no había mucho que ligotear, -pensó: "-Igual es que me he confundido yo, y debería estar ya con dos Ripleycillos en el parque, expuestos a los ataques de cualquier Pitbull-Terrier con ganas de ñam, ñam": Así que se puso a hablar con una Chow-chow, (una chica encantadora, si es que hay que hacer verdaderos milagros para ligar en los sitios de ambiente). Y de pronto sonó la pálabra mágica...el colegio, la infancia (perdida), y tó la pesca...Se dió cuenta de que ella tenía su misma edad, que la conocía desde pequeño, y que era la hija de su profe de gimnasia de niño (el coco para los chavales): la persona que le enseñó a resistirlo físicamente todo, y a correr en invierno: la persona, una de las personas que le enseñó a ser fuerte, a ser duro. La noche, de pronto se volvió nostálgica, le pareció estar viviendo nuevamente dentro de "Dubliners", el relato de Joyce. Recordó la foto añosa del "Homenaje a sus profesores" (que estaban tan vivos, tan jóvenes en la memoria, y en la imágen "as time goes by" la mayoría en silla de ruedas), y una lágrima furtiva asomó en su cara, dejando escapar una señal más de vida, de dolor, de dicha. De todo lo que había costado llegar hasta allí, sonriendo, o haciendo que se sonreía.

Miró a la chica simpática a los ojos, le dió un beso y un abrazo, y ella, ilusionada, le soltó que "esperaba volver a vérle en la próxima reunión de ex-alumnos" ("¿De ex qué?" -preguntó él). Estaba absorto, viviendo un momento de esos que nos entran algunas veces en la vida, cuando no se sabe nunca qué hacer ni qué decir, y pensó:

"Ven a McCondo, la vida es una..."