EL BLOG DE DAUL (En la soledad de las pasarelas del Señor)


Hoy los cristales de Swaroski sobre su cuerpo le pesan como costales, como un Cristo con su cruz. Camina con los ojos en blanco por las pasarelas de París, atrás queda Milano, ese hotel en el que observaba entre las cortinas las nubes algodonosas, las lejanas agujas del Duomo, y las siluetas de los edificios envueltas en la niebla y la bruma.

Piensa que tomar otro actimel le hará bien, pero no está segura, siete actimeles lleva tomados, y no siente un suelo firme bajo sus pies, así que, nuevamente, acude a su maravillosa caja de ansiolíticos, que guarda tantos temores acorazados en su interior, que calma de tal manera la inmensa soledad de las habitaciones frías y elegantes de los hoteles de cinco estrellas que confunde: hoy no sabe exáctamente dónde está, son tan iguales los aeropuertos unos a otros...

"Ruslana hoy está descansando ya..." se repite a si misma. Ruslana, la bella Ruslana, se arrojó por una ventana de un hotel de Nueva York al vacío. El vacío salvó con más vacío sus tardes, sus mañanas exhibiendo aquí y allí telas y ropas que maravillaban a la concurrencia, siempre envuelta en anónimos aplausos por pasear, pasear, pasear, vestidos ajenos, que nunca más vería, sobre una superficie rectangular que siempre era distinta, pero a la vez la misma. Luego Lucy, se ahorcó, no lejos de allí.

"¿Quién compra esos vestidos que me pongo, para quién serán?" piensa: "Seguro que gente feliz, en picnics, soirées y vernissages felices, mujeres enamoradas, con dos hijos rubios preciosos, cuyo marido les quiere, les ama, les adora y les colma de regalos..."

Abre su ordenador portátil, y escribe en su blog:
"Un saludo para siempre. Cuanto más gano, más sola estoy, soy como un fantasma."
Los días pasan todos iguales, a veces entra en boutiques de alta moda, y se compra siempre el mismo brazalete, en distintas capitales. Tiene doce brazaletes iguales. A veces los pone encima de una mesa, seguidos, milimétricamente, e intenta adivinar, imaginar, si tienen alguna diferencia entre ellos, por pequeña que sea.

"Sé que Ruslana, sé que Lucy me esperan, esto no es vida, me siento como un lagarto, como un animal al que miran, al que escrutan, ojos que no conozco y que nunca conoceré. Tal vez esos ojos sean felices, pero yo, no lo seré nunca" piensa: "Ayer dormí diez horas seguidas sin ayuda de nada ni de nadie, sin ningún sueño, y me levanté sintiendo paz y felicidad".

El mundo daba vueltas, seguía dando vueltas desde que Dios ó algo, ó alguien, lo crearan. Cientos de miles de jóvenes se drogaban un fín de semana más en las discotecas, envueltos en el sueño de pasar noches mágicas. Los campanarios de las iglesias seguían dando las horas aunque nadie las llenara los domingos, y el tren bala de Tokyo recorría los intestinos de la tierra, procurando que todos los japoneses llegaran puntuales a sus citas.

La belleza presentaba algunas veces extrañas formas. Un homeless dormía envuelto en elegantes hojas del Vogue que le daban calor, y las palomas se resguardaban bajo los tejados, acurrucadas en los tubos de desagüe de inmensos edificios.

Ella llevaba su diario con esmero, cariño. Hoy Daul escribió:
"Mi vida como Daul es triste y solitaria. Unete a mi soledad en el otro mundo."

http://www.elmundo.es/elmundo/2009/11/20/cultura/1258757413.html