MERCOZY CELESTIAL


Un hombre con andares majestuosos de mujer, recorre un Corte Inglés vacío, lleno de dependientas que hacen tertulia, tipo Curri Valenzuela, arrastrando una inmensa bufanda morada que barre el suelo de mármol.

El hombre se detiene a pedir muestras de una nueva crema reafirmante que quita el mal olor, los granos, las arrugas, las rojeces, las manchas de la cara, el mal genio de por las mañanas y los estados psicóticos: el ser de andares majestuosos de mujer es un cruce entre Amanda Lepore y Belén Esteban extrañísimo: parece femenino, pero cuando pide cosas en los stands, surge en él una voz mezcla de la Pantoja de Puerto Rico y Sara Montiel con catarro, que parece como china.

Lleva desde hace dos horas realizando obsesivamente un juego extraño y siniestro, que consiste en pedir muestras de productos entre los stands una y otra vez, repetidamente, aunque se las nieguen y le contesten que no queda ninguna.
En el silencio de la gran superficie, al fondo de la sala, reverbera el sonido de un walkie-talkie:
-"¡Va para el siete, Paloma! ¡Ffffffffffff! ¡No!, ¡Cambia de rumbo y se dirige al cinco! ¡No! Peligro en Lierac Homme,¡Ffffffffffhhhhhh! Se acerca ¿Por qué da marcha atrás? ¡Fffffffffff! ¡Señorita Soraya, atención! ¡Señorita Soraya atención!"

Amaro Guaripán vuelve sobre sus pasos, lleva zapato bajo, pero anda como una muñequita de porcelana a la que le hubieran dado cuerda: Sufre una extraña enfermedad que consiste en una especie de estrés post-traumático, asociado con el ensayo obsesivo-compulsivo en su rostro de muestras de productos de belleza, por lo que en parte de la frente y pómulos presenta un curioso vitíligo que le confiere un desagradable aspecto extraterrestre.

Algunas señoritas miran con asombro su paseo, delectadas, como si se enfrentaran a una aparición de la Vírgen de Fátima: todas las dependientas saben que pide las muestras en una especie de idioma codificado y antojadizo, entre francés y latín, por lo que Adela, única que habla la lengua de Rosseau en la planta, corre de stand en stand intentando desactivarle por si pregunta y pide más muestras, contestarle con evasivas, recordarle que tiene que pasar por la farmacia a medir su presión arterial: Sacarlo del gran almacén con buenos modos, sin llamar al de seguridad que está hasta las narices, y que hace dos semanas interpuso denuncia por acoso sexual.

De pronto, Amaro decide emplear su arma secreta de chantaje, desafiando al guardia de seguridad, da un salto y acosa a la Casa Chanel y a la señorita de su stand por sorpresa, que es la que menos se lo espera, gritando palabras inconexas con una pluma tremenda, sentando sus posaderas sobre el Stand diecisiete, realizando un extraño cruce de piernas, y convirtiéndose en lo que los pocos paseantes de la planta creen un extraño maniquí: Corre el rumor de que sólo queda una muestra gratuíta de crema rodando por los Stands, debido a la crisis, que debe hacer el camino inverso a Amaro, como una especie de backgammon ó ajedrez geoestratégico para que no acabe en sus manos:

"-¡Ffffffffff fffffffffffff! ¡Señorita Eva acosada por Andy!, ¡Sujeto en centro de demostración make-up Lancaster, conseguido objetivo media cara maquillada! Señorita Nuria suba a Dirección a hablar con Señor Losada."

Un teléfono-góndola no para de sonar, mezclado con una suave música de un vídeo de aceites terapéuticos, la jefa de planta mantiene una discusión sobre la ilegalización ó no del matrimonio gay y sobre "El Dúo Tijeretas" , mote de dos dependientas lésbicas que trabajaron allí hacía dos años. Amaro, conseguido de nuevo su objetivo de colarse en una demostración de productos estéticos, para distraerse mientras le pintan la cara como una puerta, finge que recibe mensajes en el celular y se los auto-envía por un método gratuíto de ese-eme-eses. Después, a paso ligero, con media cara maquillada se levanta y se va corriendo, ante sorpresa de todos.

Sale a la calle, coge el metro, se baja en Chueca y entra en un bar gay de diseño, en dónde sólo hay dos viejos: en el bar gay es conocido como Andy, (por Andy Warhol), que es el ser humano al que más remotamente se parece, por decir alguno: Sale a un fast-food y se toma una macedonia en pausadas cucharadas mirando al infinito: Vuelve al bar gay y hoy decide hacerlo otra vez. Sabe que el autobús no se va a detener, y nuevamente el Santo consigue hacer su milagro: Se tira a los pies del autobús, la frenada del neumático queda marcada en el asfalto, pero al otro lado del cruce, vuelve a resucitar como la otra vez, su pelo violáceo multicolor refulge, consigue llegar al metro Sevilla, con apenas dos magulladuras, y luego se mete en la Iglesia del Cármen, donde se coloca de nuevo una peluca negra, ante las cinco personas del Este que van todos los días.

Después de conseguir el milagro, se enfunda su sotana en la sacristía, presidida por una gigantesca foto del Papa Ratzinger al que besa imaginariamente en la boca, que se halla flanqueada por dos fotos también gigantes de Sarkozy y Merkel, sus dos mayores ídolos del Recto Nuevo Mundo, a los que también besa en la boca imaginariamente. Luego sube al altar menor y lee el sermón que ha estado madurando en el Stand de maquillaje: En los bancos, los feligreses apenas entienden lo que ha dicho, la luz ilumina su cara durante el sermón y él se cree una vez más Liz Taylor, pero, como siempre, las cinco personas que le visitan cada día, lentamente se santiguan cuando acaba y se van, pensando en rumano que la fé mueve montañas.