"El mundo como lo hemos conocido, se desvanece una vez más/ El tiempo corre y quizá sea esta, tu última oportunidad para saltar dentro de la Oscuridad..."
Se ha estrenado y lanzado VERBENA, el nuevo CD de ALGORA, grupo compuesto por él mismo, Víctor Algora, y sus tres músicos, que interpretan y plasman sus acordes y mundo imaginario: Javier Castellanos, Rafael Casquel y Natxo Carpejo. El álbum se presenta con unos sugestivos y originales dibujos de todos ellos, de los que es autor José Manuel Hortelano-Pi.
En una primera escucha de algunos temas que ya había oído, otros que no, de un total de catorce, noto una cierta depuración formal en el sonido, que tampoco cambia tanto frente a los anteriores discos, hay una continuidad: Todas las canciones me gustan, pero necesito rápidamente enamorarme de alguna de ellas.
Tardo un rato, lo escucho todo, lo voy degustando, y es curioso que sigo reconociendo al mismo músico que logra conmoverme debajo, cuando llego a los tres temas que, definitivamente y personalmente me gustan más, y que hacen que siga pensando que realmente compone un sonido íntimo, particular y emotivo, con un sello propio: no necesariamente me ocurre con los temas más comerciales, es curioso, aunque todos me acaban gustando.
Esa voz de terciopelo, íntima y melancólica que ya he oído otras veces, se me revela en los tres temas del álbum que me acaban conquistando más, y que logran romper la monotonía de esta atípica primavera inacabable, fría y lluviosa: El primero es "El Nogal", un crescendo especial, extraño, demoledor. El segundo es "Cómo construir un melocotón gigante", en realidad la "Verbena" que da título al disco.
Curiosamente, sin dejar de lado sus composiciones más pegadizas y comerciales (la preciosa "La Era Punk", "Terrorismo", "Muerdealmohadas", "No bailes"), Algora sigue cultivando con una maestría inusual los temas melancólicos, y para mi logra una hondura especial con "Cipriana", tal vez el tema más personal del disco, que vuelve a dejarme otra vez tocado y enamorado de su música: Una nueva joya misteriosamente magmática. Un sueño raro, que crece envuelto y sujeto por telarañas, mecido y bañado por la luz de la luna.