BLANCA, LA ESQUIADORA

Después del COU, recién aprobada la Selectividad, me fui a celebrarlo a una casa de unos familiares en Cercedilla, que estaba al final de muchas cuestas, pero pá eso era más joven y me las hacía andando. Nunca había salido de tarde-noche en Cercedilla, así que bajé a tomar una cañita para celebrar la Selectividad, y tras una hora de descender cuestas (que luego tendría que volver a ascender), me encontré con Blanca Fernández Ochoa , que estaba con una compañera y amiga común de COU, me dijeron: ¿Te vienes?, y me fui con las dos de cañas ¿Estuvimos en un sitio que se llama o llamaba "La Muñoza"? Es posible... ¡Esos nombres de Sierra son tan raros! 

Era simpática, cachonda y encantadora, así la recuerdo. A eso de la una y media o las dos, que era finde, les dije que vivía al final de las cuestas, y me acercaron en coche y todo: vamos, me acercó Blanca, que por cierto, conducía fantásticamente, creo recordar. Cuando salió la noticia de que estaba desaparecida sin saberse dónde, a las dos horas, mucho antes de que se supiera días después, me acordé de ese día y pensé sin estrujarme demasiado la cabeza: "Pues estará allí en Cercedilla"... No es que tenga poderes, es que es allí donde la conocí.

La recuerdo riéndose todo el rato por todo y haciendo bromas por todo, una cachonda mental que se reía de su sombra y enormemente simpática. Estuvimos cuatro horas de cañas, casi escondidos en los sitios en rincones, porque sino le paraba todo el mundo, y ella se paraba con todo el mundo como una más, preguntándoles a cada uno por sus cosas: por eso todo el mundo la quería mucho, porque merecía ser querida y se lo ganaba de verdad, no de forma fingida, siendo la persona más normal que pueda imaginarse, bastante poco creída, y muy cariñosa de verdad con cualquier persona que conociera: saludaba a todo el mundo, simplemente hasta que se cansaba de saludar y ya no podía saludar a más gente, porque acababa agotada de eso.

Es un recuerdo bonito, es el que tengo, y es el mío, personal e intransferible de ella y de haberla conocido. No lo he querido escribir rápido, porque estuve dos o tres días verdaderamente chafado, procesando la noticia, y en realidad tampoco lo quería escribir, me lo he pensado bastante: sus últimas épocas (o lo que se cuenta), no tienen nada que ver con esa chica risueña y encantadora que yo conocí una tarde, y que celebró mi Selectividad con nuestra amiga común, casi con más alegría que yo mismo. Ese es mi recuerdo, ya para siempre, y no es nada, nada triste.      

¿Qué le pasaría en realidad a esta chica, que además de tener mal las rodillas (de tanto caerse en la nieve, porque es de las caídas y de los palos de lo que se aprende más), que acabó odiando esquiar? ... En otros países, alomejor los gobiernos le hubieran puesto a la cabeza de una escuela estatal y pública de esquiadores. Tal vez nunca con la edad pudiera volver a esquiar como de joven... Pero se llevó sus secretos y su sabiduría esquiando, y los podía haber transmitido a mucha gente joven con ganas de ser como ella. 

Somos un país muy desagradecido, y muy olvidadizo (casi amnésico). Parece que a Blanca, en "la competición del amor" no le fue bien: Es duro, porque sus medallas valen mucho más que ir a recibirle a un aeropuerto, o que todos los políticos que, de un día para otro, quisieron hacerse una foto con ella ¡No hay tantos seres míticos que consigan esas hazañas!... Tal vez los "juguetes rotos" (que nosotros mismos y nuestra sociedad fabrica, exprimiéndolos al máximo en su juventud) necesiten una enorme dosis de cariño para poder sobrevivir: tal vez una dosis de cariño mayor, porque también nos han hecho sentir emociones mayores que los demás, y únicas, y el mérito de esas emociones no era nuestro, que hubiéramos rodado como muñecos y marionetas en la nieve: El mérito solo fue de ella. Hay una minoría que consigue hazañas y se esfuerza por conseguirlas, y hay gente que no ha conseguido ni conseguirá nunca ninguna, y se conforma con buscar me gustas y comentarios a sus vidas insoportables, ficticias, solitarias y anodinas en máquinas, que cuando las apagas y desenchufas, desaparecen y dejan de existir sin electricidad y cable de ADSL.

La vida no es hacer clic... no consiste en eso: hay quién la vive de forma gris, aparentando todo el rato que fuera de colores. Y hay quién baja y sube cuestas y montañas de verdad y reales: Muchas cuestas y montañas. Porque la vida de verdad, la de fuera de internet..., consiste en saber subir y bajar muchas cuestas, caerse muchas veces intentando que la caída no sea fatal, porque hasta en eso hay que intentar ser elegante: Intentar cagarla lo menos posible y volverse a levantar otra vez si el toñazo no es definitivo: Las cuestas de esas montañas de Cercedilla, (las conozco casi mejor que el pueblo), son para gente muy, muy valiente: tanto los que quieran caminar, como los que deseen volver y quedarse para siempre en las montañas que lograron ascender y descender en la vida real hasta cubiertas de nieve: junto al hielo, la superficie para hacer deporte más traicionera, resbaladiza y compleja de dominar que existe:

Los verdaderos indios Sioux, los Apaches y los Iroqueses más valientes, no es que se suicidaran, es que cuando se sentían inservibles y vacíos, se tumbaban en las montañas y se dejaban morir sin ningún drama, como señal de agradecimiento a la naturaleza que les encumbró: Blanca Fernández Ochoa, está en cada copo de nieve que cae, es ya cada copo de nieve que cae: Es nieve, es toda nieve: Blanca Nieves. Tiene mucha más lógica y poesía que acabar en Benidorm con el Imserso, con graves quemaduras solares y tumbado en una hamaca practicando el espantoso y execrable deporte de darse codazos para coger sitio para luego acabar bailando "Los Pajaritos" de Maria Jesús y su Acordeón, tocándose de forma absurda los sobacos o haciendo ese movimiento tan incomprensible como rídículo con los brazos, Maria Jesús, que está ya irreconocible debido a la sobredosis de pinchazos de bótox que lleva, igual es una clónica de ella ("una clónica de sucesos" que diría el chino de la esquina): Los urbanitas queremos clics, muchas amistades y aparentar que somos felices, pero los héroes nacen, viven y mueren solos, simplemente porque hay muy pocos, y solo quieren volver a ser un copo de nieve que cae, que es mucho más poético que acabar encerrado en una caja, y encima sin enterarte de quién ha ido a despedirte y quién no. Uno de los más grandiosos escritores españoles contemporáneos con diferencia (pasará a la Historia de la Literatura, estoy seguro), Francisco Casavella (sobrenombre de Francisco García Hortelano), desaparecido prematuramente también, dejó escrita en una de sus novelas, una de las frases más maravillosas que he leído en lengua castellana: simple y complejísima a la vez: " ¡Soy agua del río!, ¡Soy agua del río!" @elblogderipley texto registrado. Prohibida su reproducción total o parcial sin el consentimiento del autor.